La sedación consciente es una técnica que se aplica de manera intravenosa y que tiene como objetivo facilitar la relajación de los pacientes. Está indicada en personas que sienten un alto nivel de estrés, miedo y ansiedad o bien cuando se trata de la realización de procedimientos dentales largos, para minimizar el cansancio del paciente.
Durante estos tratamientos deberemos de administrar también anestesia local, para evitar el dolor. Es decir: la sedación y la anestesia local son métodos complementarios, uno no excluye al otro puesto que los fines son diferentes.
Para poder llevarse a acabo es necesario que un anestesista cualificado acuda a la clínica con una serie de aparatología para garantizar la seguridad en todo momento. Ésta consta de :
- Equipo de monitorización de las constantes vitales.
- Flujo constante de oxígeno con gafas nasales.
- Pulsioxímetro para medir la saturación de oxígeno.
- Esfingomanómetro para medir la presión arterial.
- Equipo de reanimación con desfibrilador semiautomático.
- Medicación intravenosa para reanimación.
El postoperatorio no da problemas, pero el paciente tiene que tener en cuenta que va a necesitar un tiempo para recuperarse completamente: experimentará adormecimiento y disminución de los reflejos. Por tanto, la persona sedada no podrá conducir ni volver a casa sola.